viernes, 13 de marzo de 2020

¿Quien protege a los camioneros y a los conductores de autobús?


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Resulta sorprendente que, como consecuencia de la pandemia, y consiguiente crisis mundial, por el coronavirus o Covid-19, profesionales como los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, ejercito, personal médico, de asistencia sanitaria, junto con camioneros y conductores de autobús, sean considerados «de bajo riesgo».
Pero ¿De bajo riesgo porqué?, ¿Porque son imprescindibles para la sociedad? ó ¿Porque sin su trabajo y dedicación esa sociedad quedaría sumida en el más absoluto desastre? Es curioso que, hace tan solo unas semanas, el tema principal en el transporte por carretera fuera aparcar los camiones en cualquier sitio, para que los ciudadanos que viajan de ida o vuelta de las vacaciones y puentes, no se encontraran con los «molestos» camiones en las carreteras, y ahora se nos considere «de bajo riesgo» e imprescindibles.
Es curioso que en zonas cerradas al resto de personas, como las denominadas «zonas rojas o naranjas» en Italia, no pueda entrar nadie, excepto los camioneros. Nosotros sí, porque sin nuestro trabajo los habitantes de esas localidades no tendrían lo más básico para subsistir.
Es curioso que se prohíban concentraciones masivas de personas en conciertos, reuniones, deportes o exposiciones; que se recomiende a la población sentarse a una distancia de un metro unos de otros, pero por el contrario, no se impida que sigan circulando los transportes públicos, como metro y, sobre todo autobús, con el consiguiente riesgo de contagio para los conductores de estos vehículos.
Es curioso que otros profesionales, sí sean considerados como personal de riesgo, y aislados al más pequeño síntoma, ya sea propio o de cualquier compañero, pero por el contrario, lo conductores profesionales no. Como si ahora, de pronto, seamos los más sanos e inmunes completamente a poder ser contagiados.
Es curioso, que se prohíban viajes, se cancelen vuelos, viajes en trenes, se cierren colegios y estadios; dispuestos los gobiernos a declarar una emergencia sanitaria de máximo nivel, recomendando que nos quedemos en nuestras casas, pero a los camioneros y conductores de autobús no. La verdad, no se entiende.
Como tampoco se entiende que no se informe adecuadamente a los profesionales del volante que recorren toda Europa, se les dote de las medidas de protección adecuadas y se busquen soluciones para que no tengamos que ser los kamikazes de una situación, precisamente cuando, de pronto, ya no somos un estorbo en las carreteras y milagrosamente imprescindibles para la sociedad.

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